El desfile de las cepas.


Un escenario, luces, sonido, público, fotógrafos. Hasta aquí todo puede parecerse a un desfile de modas. Pero ¿Qué tal si cambiamos a los diseñadores por Enólogos?  ¿Y si ponemos un sommelier en el lugar
del presentador y conductor del evento? Un desfile de cepas podría resultar interesante, sin dudas un buen desafío. El maquillador no será necesario, una pasadita con una gamuza será suficiente para dejar resplandecientes a las botellas. Música por supuesto que sí, un evento sin música no puede salir bien y los vinos con buenas melodías maridan a la perfección. Armar un buen backstage será tan importante como el desfile mismo. Ordenar las botellas, separarlas por grupos, ponerlas a punto desde lo estético, no será una tarea sencilla pero sí fundamental para que el desfile salga a la perfección.
 Se repasa el checklist, gritos para darse aliento y …. momento de salir a escena. Los nervios invaden a los Enólogos, es tiempo que sus “estrellas” enfrenten las luces. Ellas parecen tranquilas, por lo menos por fuera, la procesión seguramente vaya por dentro. El Sommelier  respira profundo y se desprende el primer botón de la camisa, en definitiva busca descontracturar. Ahora sí es el momento para que la primera cepa de la noche pise la pasarela.
Como el inicio siempre es el de mayor impacto la Cabernet Sauvignon iniciará a pasos firmes el desfile. Una de las cepas más apreciadas en el mundo por su intenso color y gran estructura. Al caminar despliega sus aromas característicos a violetas, frambuesas, moras y el inconfundible pimiento verde. Su gran perdurabilidad la harán llegar íntegra al final del desfile.
La Tempranillo será la segunda en pasar. Lleva la impronta de sus orígenes españoles. Puede que parezca “desabrida” al principio por su poca acidez y bajo contenido de azúcar, aunque su entrar suave y su equilibrio tánico y aromático harán que sorprenda. Un descanso adecuado en madera la hará perdurar en el tiempo y convertirla en una “modelo” perfecta para largos desfiles.
Turno para la Merlot. Emparentada genéticamente con la Cabernet Sauvignon hará que le encontremos parecidos, pero no tiene ese paso firme de su hermana y su adaptación a las pasarelas le ha costado bastante. Con el tiempo se ha ganado el respeto de muchos. Suele ir de la mano en muchos “Blends” junto con la Cabernet, aportando a esos desfiles en conjunto el toque de suavidad. De cuerpo elegante y redondo la Merlot cumple con lo esperado.
Mucha luz y brillo para el paso de la Pinot Noir. Su color no es llamativo y suele ser “pálido”, por lo que “iluminarla” y hacerla pasar en el momento justo será importante para que se destaque. Le gusta el frío, clima donde desarrolla todo su potencial. Suave, fresca y una acidez persistente pero no agresiva la transforman en una de esas delicadas “modelos” que deslumbrará en sus años de juventud. A medida que vaya “envejeciendo” perderá sus dotes, por lo que su carrera puede ser a veces muy corta. Con el agregado de suaves “burbujitas” suele ser una de las “vedettes” de los espumantes.
Momento para la Chardonnay. Considerada la Reina de las Blancas es una de las grandes estrellas de las pasarelas del mundo. Delicada y de notable persistencia. Su particular color amarillo siempre llama la atención. Su aroma es muy agradable. Sus “perfumes”  recuerdan a los frutos frescos, las manzanas o las flores. Es otra de las que suele estar presente en las fiestas de burbujas.
Siempre después de la Reina llegan las princesas, por lo que la Sauvignon Blanc sale detrás. Tiene una gran frescura y una marcada acidez. Es bastante “seca” y muchos no la quieren o no la entienden, pero nunca deja de sorprender. Su complejidad la hace única entre las suyas. Sus aromas suelen ir por el lado de los cítricos, aunque según su desarrollo puede virar a los aromas vegetales.
La Syrah siempre “atolondrada” sale antes de tiempo. No era su turno, pero por su gran carácter no quiso espera más y pasó por encima de otras. Su origen es bastante discutido, por lo que hasta en eso no hay mucho acuerdo con esta modelo. Es sin dudas una de las “indomables”. Amada por muchos y no querida por otros tantos, con la Syrah no hay medias tintas. Intensa, sólida, de gran cuerpo y textura sedosa. Su paso por las pasarelas no pasa inadvertido, el recuerdo de su actuación perdurará por largo tiempo. Aromas como el clavo de olor, la canela y pimienta lo confirman.
Otra que se hace camino al andar es la Torrontés. Si bien ha andado por otros lugares del mundo ha sido en Argentina donde se ha sentido más cómoda.  Más allá de que pueda tener otros orígenes se ha convertido en representante indiscutida de Argentina en las pasarelas del mundo, siendo la “modelo” blanca emblemática de este país. Joven, sabrosa y siempre muy perfumada. Sus aromas frutados y florales generan el delirio de su público.
La Semillón es otra de las modelos blancas. Si bien se la ha visto en la mayoría de los desfiles acompañada de otras “modelos”, ya que no la consideraban apta para desfilar sola, algunos diseñadores enólogos han logrado generarle vuelo propio en el último tiempo. Si bien es muy seca, su buen cuerpo y sus aromas a manzana y miel la han convertido en atractiva.
La “rústica” Petit Verdot no podía faltar a la cita. Su color es muy intenso, casi un oscuro total. De gran cuerpo y complejidad suele ser otra de las difíciles de tratar. Sus notas especiadas la convierten en una de las “picantes” del grupo. Muchos de los diseñadores evitan contar con ella, salvo cuando quieren darle “color” a sus Blends.  Su paladar es complejo y sus aromas suelen ser muy dispares. Su toque herbáceo la hace atractiva para algunos y “odiosa” para otros. La Petit Verdot podríamos definirla como una modelo discreta pero de un carácter intenso.
La Tannat, también del grupo de las “difíciles” hace su presentación. Su color también es intenso y atractivo. Muy potente, se lleva puesto todo lo que hay a su paso. Para “domarla” debe pasar un tiempo en roble para criarla y hacerle perder esa excesiva acidez y astringencia que la harían perder  adeptos. Los aromas a sotobosque, cereza negra, moras y casis son los que generalmente usa.
Silbidos y griterío se escucha en el público joven. La Cabernet Franc hace su presentación. Esta cepa que por mucho tiempo no fue demasiado reconocida ha sido revelación en el último tiempo. Tiene una acidez marcada pero no excesiva. Es poco astringente. Se destaca entre los jóvenes y es muy aromática, destacándose los aromas a frambuesa y violetas. Es una cepa que además de su vigor en juventud envejece muy bien, por lo que son varios años de carrera los que tiene por delante. Sin dudas es una de las “modelos” que va ganando terreno.
Pinot Gris hace su pasada. Equilibrada, fresca y suave es una de las modelos blancas considerada correcta. Si bien no es la más destacada no desentona. De color amarillo intenso su complejidad y variedad de aromas es amplia.
La Sangiovese trae toda la cultura italiana. Su lugar en el mundo es la Toscana, donde entre sus colinas despliega todo su brillo. De cuerpo medio y aromas frutales, florales y especiados. Se destaca en su caminar solitario, aunque cuando se junta en Blends con otras “modelos” suele opacarse.
Suave y de textura sedosa la Viognier genera una sensaciónn agradable en su salida. Es otra de las blancas a las que un descanso en barrica le dará un potencial interesante. Suele faltarle un poco de acidez para destacarse.
La Bonarda fue considerada por mucho tiempo como la “cenicienta” y rebajada únicamente a ir de la mano junto a otras modelos. Sin embargo con el talento de varios diseñadores sumado a un desarrollo individual interesante y un envión de marketing, ha logrado ganarse un espacio para sí misma.  Es en Argentina donde poco a poco comienza a tomar protagonismo y si bien aún permanece a la sombra de la Malbec empieza a hacerse respetar. Elegante y de atractivos aromas a frutos negros “encandila” en juventud.
La Garnacha no suele aparecer en muchos desfiles y no es muy nombrada, es una de las cepas de mayor población en el mundo. Hay de distintos tipos, aunque se destaca la tinta. De acuerdo a su desarrollo será el color que adopte. Es muy sensible y suele oxidarse rápidamente. Aromas a frambuesa y florales son los que la definen.
Momento cumbre del desfile. Como en todo evento la estrella principal pasa al cierre. La Malbec hace su aparición. Por tradición e historia, por volumen de seguidores, por ser embajadora argentina en el mundo, se lleva todas las luces de los flashes. Su color rojo violáceo intenso y su estructura firme la destacan. Se pasea suave, dulce y coquetea con la mayoría del público. Si ha descansado en barrica tendrá otro temperamento, sino, suele mostrase joven y fresca. Según su etapa de vida será el perfume que use. En su juventud los frutos rojos son su aroma predilecto, pero después de su crianza en madera aparecerán los aromas de ciruela madura, café, chocolate entre otros. En su etapa de vejez se destacarán los aromas a tabaco, cuero y almendras tostadas.
Muchas otras cepas podrían haber estado presentes en el desfile, pero no han sido convocadas en esta oportunidad. Quizás sí sean parte de próximos eventos o quizás permanezcan lejos de las luces si no logran conseguir mayor reconocimiento.
Se levanta el volumen de la música. Todos los diseñadores enólogos salen a la pasarela a saludar al público. Muchos aplausos. Es el momento de una última pasada de todas las “modelos”.  Se termina así el gran desfile de las cepas, todos levantan sus copas y brindan. ¡Salud! por todos aquellos que son parte del maravilloso mundo del vino. 

Por Bruno Zani
 

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