En
tiempos de las redes sociales el “perfil” de una persona es
sumamente importante. Como si fuera una de ellas el vino también
tiene el suyo. Así es como la etiqueta se convierte en la “carta
de presentación” del vino.
Probablemente
muchos nos sintamos atraídos por la tipografía, por los colores,
logos. Pero el vino busca mucho más que atraer con su etiqueta. La
misma es la encargada de brindarnos toda la información necesaria
para nuestra elección o entendimiento de que es lo que iremos a
encontrar tras el descorche. Por este motivo es interesante poder
conocer algunos tips que nos permitan analizar correctamente una
etiqueta de vino.
Lo
primero que veremos es el nombre de la línea de vino. Se intentará
buscar una tipografía que logre llamar nuestra atención y su
función es darle identidad al vino.
En
segundo lugar de importancia veremos la denominación de origen. Esto
no es ni más ni menos que la zona de donde proviene la uva con la
cual está hecho el vino. Por lo general la denominación de origen
tiene un peso mayor en los países europeos.
En
un tercer escalón leeremos la variedad o variedades de uva que
integran el vino. En caso de que sea más de una variedad aparecerán
en orden decreciente respecto a la cantidad que se usó de esa cepa
en el corte o blend.
Luego
encontraremos el año de cosecha. Este es un dato sumamente
importante, puesto que dependiendo el tipo de vino (jovenes o de
guarda/blancos, rosados o tintos) nos permitirá conocer si aún es
apto para conservarlo, si hay que tomarlo en el corto plazo o ya no
es recomendable tomarlo.
Finalmente
la contra etiqueta nos brindara la información legal y descriptora
del vino. En algúnos los datos son muy completos y hasta pueden
aparecer sugerencias de maridaje o la temperatura ideal para beber
dicho vino.
La
lectura de la etiqueta es sumamente útil para conocer de antemano el
vino que vamos a comprar o beber, pero también puede convertirse en
un “juego” sumamente entretenido para conocer mucho más sobre el
mundo del vino.
Por Bruno Zani
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