En el amplio mundo
del vino nos encontramos con una materia, tan temida como las
matemáticas en la escuela secundaria, que es el maridaje. Hemos oído
hablar mucho sobre el tema, aunque a la hora de debatirlo no todos
coinciden.
Por más que algunos se
destaquen más que otros en la cocina, seguramente todos hemos tenido
nuestro momento de inspiración y preparado un plato. Igualmente el
gran problema radica en que vino es el ideal para acompañarlo.
Aquí seguramente nos
digan que los Cabernet Sauvignon y el Syrah son los ideales para las
carnes asadas o las comidas muy condimentadas. Para las pastas o
carnes livianas como el pollo seguramente nos inclinaremos por los
Malbec o Bonarda. En comidas suaves o pescados apuntaremos a los
vinos blancos o tintos suaves como el Pinot Noir. Y para las comidas
con gran cantidad de condimentos como la cocina China o Mexicana los
vinos rosados y blancos perfumados son los elegidos.
Quizá no muchos estén
de acuerdo conmigo, pero el maridaje por más que pueda llegar a
tener una guía no es una ley escrita. Al igual que la comida el
vino es para disfrutarlo y a la hora del disfrute los gustos son
variados. El maridaje ideal es el que combina a la perfección con
los gustos de cada persona. Por lo tanto no se trata de que vino va
con cual o tal comida, sino que se trata de que vino me gustaría
tomar a a mí con tal o cual comida. No importa la conexión que
encontremos entre nuestro plato y el vino sino solo que la
encontremos. Caminos y formas de llegar hay muchas la meta es una
sola y es el estallido de sensaciones agradables en nuestro paladar.
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