El boom del vino dulce

En el último tiempo ha sido evidente el auge de los vinos y espumantes dulces. Quizás como
reemplazo a algún aperitivo o simplemente para disfrutarlo acompañado de un postre, estos vinos han ganado su espacio en las mesas de muchas personas. Hoy en día es cada vez mayor el número de jóvenes que se acercan al mundo del vino, animándose a probar nuevas experiencias y dejar por un instante relegadas a otras bebidas como las cervezas o espirituosas. Claro está que los vinos de cuerpo y los de un paso considerable por madera no son los preferidos por este sector etario.
Hoy los vinos dulces son elegidos por aquellos que desean disfrutar el vino, pero que no pretenden investigarlo en demasía. Solo quieren disfrutarlo.
El vino dulce puede resultar un gran aliado en una cita romántica, logrando un clima ideal y endulzando los paladares. También puede ser un acompañante perfecto para esos exquisitos postres llenos de crema y dulces, además de destacarse en los brindis entre quienes son “enemigos” de los espumantes secos.
Muchos de quienes prefieren estos vinos coinciden en la frase “fáciles de tomar”. De la vinoteca, previo paso por frío para lograr la temperatura ideal, a la copa. Así logran “endulzar” el momento
Más alla de cual fuera el motivo, lo cierto es que se está dando un “Boom” de los vinos dulces y por eso muchas Bodegas, incluso algunas de las más tradicionales, han lanzado este último año vinos de este tipo.
A algunos vinos dulces como el Chenin dulce de Santa Julia, Cosecha tardía de Norton o el espumante Deseado de Familia Schroeder, tres de los que ya han ganado su lugar en el mercado, se han sumado muchos otros.
Nuevas experiencias, nuevos horizontes, golpes de timón para lograr de esta manera captar un mercado que ha crecido y mucho. Sin embargo, esto no ha frenado el incesable crecimiento del mundo del vino en general.
Los dulces no vienen a desplazar a los otros, sino que llegan para “acompañar” y “convivir”. Aportan lo suyo a ese sinfín de sensaciones que logra un descorche. Y suma adeptos a un grupo que no tiene bandera, pero que si tiene un común denominador que es el vino.


Por Bruno Zani.


Vinos dulces recomendados

Espumante Deseado Torrontes Dulce (Familia Schroeder)
Uno de los espumantes más vendidos de los últimos tiempos. Haciendo honor a su nombre, este vino, es “Deseado” por muchas personas. Sus finas burbujas lo hacen elegante. Se destacan los aromas frutales y florales. En boca termina logrando todo su esplendor, con su sabor dulce y frutado y una acidez equilibrada.

Santa Julia Chenin Dulce (Bodega Santa Julia)
Sin dudas la Bodega Santa Julia ha logrado con este vino un gran volumen de venta, teniendo con este producto quiebres de stock reiterados, no dando a basto con el abastecimiento para la alta demanda.
En el sabor se distinguen una entrada dulce, notas cítricas y un buen equilibrio entre la acidez y el azúcar natural, que es justamente lo que le da un largo final en boca.
Las principales notas aromáticas de este vino son el durazno y el damasco, teniendo además notas cítricas como el limón y el pomelo.

Humberto Canale Blush Rosado (Humberto Canale)
Si bien por lo general los vinos rosados son buscados por aquellos que prefieren los vinos “ligeros”, el Humberto Canale Blush se destaca. Asoman aromas frutales como guindas, cerezas y frambuesas y una percepción de suavidad en boca. Logra ser un vino armónico y agradable.

Alamos Moscatel de Alejandría (Catena Zapata)
Si bien podemos incorporar a este vino en el rango de los vinos dulces, es un poco más “complejo” que otros. Si bien puede acompañar perfectamente un postre, este vino marida perfecto con comidas como el Sushi o algunos pescados. Su “dulzura” es equilibrada y no opaca los sabores de estas comidas.
El Álamos Moscatel es sin dudas uno de los vinos blancos que no hay que dejar de probar.
Su color dorado y brillante le dá una excelente “carta de presentación”, para luego dar paso a notas de durazno, manzana verde y ananá. Finalmente en boca rompe con claras notas de ananá y su gran volumen nos deja sumergidos en un largo final.

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