Los orígenes del bitter Angostura se
remontan al año 1817. Por aquellos tiempos la epidemia de cólera
atacaba con dureza en la población de Santo Tomás de Nueva Guayana,
que posteriormente cambió su nombre por el de Angostura, ya que esta
era la parte angosta del Río Orinoco en Venezuela. Por aquel
entonces el libertador Simón Bolivar pisaba fuerte en la zona.
Johann Gottlieb Benjamin Siegert, un médico alemán que trabajaba
para Bolívar, se encargaba de investigar las propiedades de las
plantas sudamericanas. Así fue como logró crear el Bitter, un
medicamento claramente amargo, de un sabor extraño y que en aquella
época logró ser capaz de aliviar los “males” del estómago. El
Bitter estaba compuesto por más de 25 especies botánicas de la zona
de Venezuela, que incluían cortezas, raíces, semillas aromáticas,
frutas y una gran cantidad de ingredientes que hasta nuestros días
se mantienen en secreto.
Siegert conoció en Venezuela a una
mujer de Guayana, con la cual se caso y formó familia. A mediados
del siglo XIX se trasladó con ellos a Trinidad y Tobago, el lugar
donde hoy se sigue fabricando el Amargo de Angostura (Bitter
Angostura). Aún mantiene su nombre y su característica etiqueta
escrita en cuatro idiomas y en la cual se encuentra la firma de su
creador.
Tiempo después y acercándonos a los
tiempos que corren, se descubrió en el Bitter algunas facultades
adicionales. Se logró descubrir que fortalecía y aromatizaba el
sabor de algunas bebidas y comidas. Se empezó a utilizar en
distintos tragos que encontramos en los bares y además como
sazonador de sopas y salsas. Así fue como el Bitter dejó de
pertenecer únicamente al mundo de los remedios y pasó a ocupar un
lugar importante en las barras y cocinas de todo el mundo.
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