Si bien la uva Malbec enorgullece a los
argentinos, y sigue siendo su cepa emblemática, su origen se remonta
a Francia. Esta uva sería originaria de Cahors, Quercy o La
Touraine, del sudoeste francés. Es en ese lugar donde se la conoce
como Cot, aunque también puede escucharse que se la llame Auxerrois,
Cot de Bordeaux o Cahors. El nombre Malbec tendría su origen en el
apellido de un viticultor húngaro que habría sido el encargado de
difundir el cepaje en Francia y desde allí hacia el resto del
continente europeo.
En Francia se conocía al Malbec como
“el vino negro de Cahors”. Fue un cepaje muy importante en la
zona. Pese a tener que atravesar el obstáculo de la filoxera, plaga
que atacó a Europa y se encargó de exterminar gran cantidad de
plantaciones, el Malbec tomo fuerza nuevamente a partir del año 1940
y se convierte en la cepa con mayor porcentaje dentro de los vinos de
la región.
Cuando el ingeniero asgrónomo francés,
Michel Aimé Pouget, llega a la Argentina introduce la cepa en la
provincia de Mendoza llegando a tener gran cantidad de hectáreas de
plantación. Si bien era conocida en un principio como “la uva
francesa” con el tiempo los argentinos comenzaron a “quererla”
y “mimarla” como propia, transformándose de esta forma en la
cepa emblemática del país y considerándose como orgullo nacional y
estandarte de sus vinos ante los ojos del mundo.
Algunas características del Malbec
El Malbec es un cepaje “generoso”.
Nos permitirá realizar desde vinos jóvenes hasta vinos de alta
complejidad. Se caracteriza además por tener un color rojo intenso y
por desplegar olores frutados. Es por lo general la cepa más elegida
entre los consumidores argentinos.
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