El corte Bonarda ha ido tomando auge en
nuestro país en los últimos años. Si bien es la segunda variedad
tinta cultivada en la Argentina, esta cepa era considerada por debajo
del Malbec, el Cabernet y muchas otras variedades de uva.
Al ser abundante en la región y por la
vigorosidad que tiene esta uva, la Bonarda se ha caracterizado por
utilizarse en vinos económicos. Sin embargo en el último tiempo se
ha ganado terreno entre los vinos de media y alta gama. De la Bonarda
se producen vinos de buen cuerpo y color, que desparraman olores
frutados. Se caracterizan además por tener una buena estructura, lo
que facilita añejarlos.
Su denominación ha sido motivo de
confusión entre cepajes cultivados en el Piedemonte Italiano. Así,
la Bonarda Piemontesa sería la única y verdadera. Sin embargo en
Argentina la variedad llamada Bonarda o muchas veces Barbera Bonarda,
no es la verdadera, sino corresponde a una variedad francesa, llamada
Corbeau francesa.
Para explicar esto hay que remontarse a la zona de donde es
originaria la cepa Corbeau; Saboya, una región alpina que linda con
Italia. Allí, la Corbeau es una uva muy cultivada. La cercanía
geográfica en un área donde los límites de usos idiomáticos no
están bien establecidos habría sido el motivo de inicio para esta
confusión.
En los Alpes existen una serie de sinónimos para la uva Corbeau, que se llama Douce Noire en el lado francés y, traducido al italiano, sería Dolce Nero, sinónimo piamontés de otra uva llamada Dolcetto. De aquí se deduce que, incluso para los piamonteses, pudo existir una mezcla en el uso que luego dio la vuelta al mundo de la mano de las corrientes inmigratorias italianas. Conocido de esta manera el origen podríamos afirmar que la Bonarda ha tenido una historia de idas y vueltas propios de una novela y ha tenido que superar obstáculos para llegar a una actualidad próspera, donde los amantes del vino y lo especialistas en el tema comienzan a prestarle atención.
En los Alpes existen una serie de sinónimos para la uva Corbeau, que se llama Douce Noire en el lado francés y, traducido al italiano, sería Dolce Nero, sinónimo piamontés de otra uva llamada Dolcetto. De aquí se deduce que, incluso para los piamonteses, pudo existir una mezcla en el uso que luego dio la vuelta al mundo de la mano de las corrientes inmigratorias italianas. Conocido de esta manera el origen podríamos afirmar que la Bonarda ha tenido una historia de idas y vueltas propios de una novela y ha tenido que superar obstáculos para llegar a una actualidad próspera, donde los amantes del vino y lo especialistas en el tema comienzan a prestarle atención.
¿Hay buenos vinos Bonarda?
Podemos afirmar con seguridad que sí. Claro está que hay que
tener en cuenta que la Bonarda tiene una gran superficie de cultivo
en Argentina y que en muchas ocasiones es utilizada, por este motivo,
para estiramiento. Se usa para hacer volumen y luego se la corta con
otras uvas para obtener vinos buenos y baratos.
Cuando a la Bonarda, en cambio, se la trata con el debido respeto
y se la considera como una uva apta para realizar vinos de media y
alta gama, esta nos ofrece todo su potencial.
En resumen podríamos decir que de la Bonarda se pueden realizar
exelentes vinos, pero que a la hora de comprarlos uno deberá prestar
atención en si se ha utilizado para estiramiento o si se trata de la
cepa pura con todo su esplendor.
Por Bruno Zani
Por Bruno Zani
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