10 buenos motivos para tomar vino.

Si bien muchos tomamos vino simplemente porque nos gusta, existen varios motivos por los cuales las personas descorchan una botella. Cada acción que realiza el ser humano va acompañada de un porque y el tomar vino no es la excepción. Quizás no todos tengan el mismo, pero hay motivos para tomar vino que se encuentran en la “cima” del ranking.
Hemos realizado una lista de los 10 motivos más comunes por los cuales los seres humanos tomamos esta bebida.
Acompaña reuniones con amigos.
La amistad es un “tesoro” preciado por todos. Pero como a todo tesoro hay que cuidarlo y es por eso que siempre que el tiempo nos lo permite nos damos el gusto de realizar reuniones con amigos, compartiendo ya sea una cena o almuerzo y teniendo al vino como integrante destacado.

Es bueno para nuestro corazón.
Beber vino de forma moderada disminuye las enfermedades coronarias y arteriales. Las personas que toman una o dos copas de vino al día registran una mortalidad 20% menor. Además produce el aumento del colesterol bueno y contrariamente disminuye el colesterol malo. El consumo moderado de vino ayuda a las personas mayores a mantenerse lúcidas y con un mejor funcionamiento del sistema cardiovascular. Siempre es importante destacar que su consumo debe ser moderado, para que no sea contraproducente.

El vino nos ayuda a digerir y tonificar.
Tomar vino en la comida ayuda a la producción de jugos gástricos, necesarios para hacer bien la digestión. Según los expertos, los vinos blancos con prolongada crianza, como el vino espumante, poseen una armónica composición de aminoácidos esenciales que tonifican el torrente sanguíneo. Con las comidas, el vino también ayuda a eliminar los ácidos úricos de la sangre provenientes de la digestión y asimilación incompleta de las carnes. El vino contiene potasio, calcio, hierro, sodio, magnesio y vitaminas B y P.

El vino protege nuestras células.
El vino previene el envejecimiento prematuro de células de la memoria (Alzheimer). El elevado contenido en resveratrol de los vinos tintos de intensa maceración tiene propiedades preventivas sobre la formación de células tumorales generadoras de ciertos cánceres. La quercetina, el agente anticancerígeno que contiene, se vuelve activo cuando el vino se fermenta en el cuerpo. Además, contiene polifenoles que son efectivos contra los virus que causan el catarro.

El vino sirve como preventivo de la diabétes.
El vino tinto, fuente de antioxidantes, parece ser capaz de reducir los niveles de insulina en la sangre, ayudando de esta manera a los pacientes diabéticos. Si bien esta afirmación se encuentra en fase de estudio, se ha demostrado hasta el momento que el resceratrol ayuda a controlar los niveles de azúcar en sangre.

El vino mejora la respuesta cerebral.
Un estudio llevado a cabo por psicólogos demostró que gracias a un consumo moderado de vino la respuesta cerebral a los estímulos aumenta, tanto en términos de calidad como de velocidad. Los tiempos de reacción disminuyen en un 25% y la creatividad aumenta en un 50%. Además, la relación vino-inteligencia es de doble sentido: algunas investigaciones han demostrado que las personas con un coeficiente intelectual más alto consumen más alcohol que las que tienen una puntuación inferior. Sin embargo tomar vino no será una formula “mágica” para volverse más inteligente de lo que uno es, y el consumo excesivo puede destruir las células empezar a beber vino no te volverá más inteligente de lo que eres. Además, el abuso de esta bebida destruye las células cerebrales de manera irreversible.

El vino nos ayuda a adelgazar
El alcohol que contiene el vino ejerce un efecto calmante en el estómago y permite atenuar la sensación de hambre durante una dieta hipocalórica. Contrariamente el vino contiene 70 calorías por cada 100 ml. Por este motivo, a la hora de realizar una dieta habrá que contar estas calorías entre las que tenemos permitidas diariamente.

El vino colabora con los fumadores
Fumar es perjudicial para la salud. Sin embargo, si no consigues dejarlo, puedes limitar los daños gracias al vino tinto ya que ayuda a dilatar venas y arterias que, debido al humo del tabaco, se han vuelto menos flexibles. Así el vino previene las posibles trombosis que puede llegar a provocar el tabaco.

Previene los cálculos renales.
El vino evita la formación de cálculos renales pero solamente si se consume en pequeñas cantidades. Gracias a su poder antioxidante y alcalinizante, “purifica” la orina y previene los molestos y dolorosos cálculos.

Aumenta la esperanza de vida.
El vino contiene numerosas sustancias que pueden mejorar la salud general del organismo y prolongar la vida. Por este motivo quienes toman, en forma moderada, vino tienen mayor esperanza de vida que los que no lo toman. Claro esta que el exceso en el consumo provocará un efecto contrario.

Es un buen antiinflamatorio.
El resveratrol entra en juego de nuevo: esta sustancia, además de tener un gran poder antioxidante, actúa como un antiinflamatorio natural. De hecho, inhibe la aparición de dos moléculas (esfingosina y fosfolipasa D) responsables de peligrosas infecciones que provocan un importante estado inflamatorio en el organismo.

Es fiel testigo de la unión de muchas parejas.
El vino ha estado presente en infinidad de citas románticas y se ha convertido en testigo de cenas entre parejas ya constituidas y entre otras por constituirse.


Por todo esto el vino es considerado mucho más que una bebida. Tiene una importancia destacada para muchos. Si bien hemos destacado algunos de los motivos, son muchas las razones para tomar un vino. Es momento de descorchar, de oler los aromas de ese vino y de saborearlo. El motivo … lo eligen ustedes.

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