
En principio
comenzaremos con la definición de Vino “Blend”, “assemblage”
o de “Corte”, como también los llaman. Estos vinos podemos
definirlos como aquellos elaborados con 2 o más cepas. Si bien en el
vino “Varietal” podemos encontrar otras cepas en una misma
botella, son considerados varietales aquellos en los que un 80% del
vino está realizado con una misma variedad de uva. Entonces,
nombraremos a los vinos blend como aquellos en los que ninguna de las
cepas que lo conforman supera el 80% del total.
Podemos decir que
los vinos blend comienzan su auge con el crecimiento de la curiosidad
de los consumidores por descubrir nuevas sensaciones. Si bien los
varietales predominan en la elección de los bebedores de vino, los
vinos blend tienen una “identidad” que los destaca. Es en los
blends donde el enólogo de la bodega juega todas sus cartas y
muestra su “habilidad”. En los varietales la cepa será
protagonista, el terruño aportará sus caracterísitcas y la barrica
también cumplirá su trabajo. Pero será en el vino blend donde
veremos al enólogo, cual “técnico de selección” hacer jugar al
máximo a cada una de sus figuras.
Por esto creo que el
concepto de blend podemos resumirlo como el arte de combinar cepas.
Las bodegas eligen realizar estos vinos corte con el objetivo de
crear una bebida única en la que los distintos varietales que la
componen logren su aporte de descriptores y sabores. Ningún otro
vino logrará las mismas características y eso es lo que le da a
cada blend su carácter de “único”.
La complejidad de
aromas y sabores del assemblage hacen que antes de beberlo
recomendemos realizar el proceso de decantación y oxigenación para
que el vino se “suelte” y despliegue todo lo que tiene para
darnos.

En los blend hay
“magia” sin conejos ni pañuelos rojos, hay “fantasia” sin
hadas ni elfos, hay “habilidad” sin caños ni gambetas.
Simplemente es el enólogo y su arte de combinar cepas.
Por Bruno Zani
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